No soy ni de izquierdas ni de derechas, soy una ciudadana que vive en una aparente democracia, silenciada y desfavorecida por una serie de razones.
No tengo derecho a elegir, doy mi voto cada cuatro años durante los cuales cada uno hace lo que le viene en gana sin consultar a nadie. El sistema es el que hay y hay que tragar con él: trabajar más de ocho horas, tener un mes de vacaciones, es normal e incuestionable, con trabajo se levanta un país (perdóname que lo dude) No tengo derecho a recibir una educación gratuita, he pagado por una carrera PÚBLICA y por un máster PÚBLICO para recibir un papel que me capacita para ser profesora. La Conselleria ha gastado su dinero en trajes y grandes eventos y no puedo trabajar de lo que he estudiado porque no hay dinero para contratar profesores nuevos. Me costará encontrar trabajo porque he estudiado una carrera de humanidades que no cuadra con los intereses materialistas del sistema. Si lo encuentro estaré agradecida aunque cobre menos de 600 euros, y no podré quedarme embarazada ni cuidar de mis hijos porque habrá miles de candidatos esperando a ocupar mi puesto y mis jefes no tendrán obstáculos para tirarme a la calle gracias a la nueva reforma laboral. Sobrevivo gracias a mi familia, como la mayoría de personas de mi generación, si no tuviéramos padres nos comeríamos la basura.
En los años 50 también hubo una mujer de una clase desfavorecida. Se llamaba Rosa Parks y era de color. Como ya sabréis los negros tenían que ceder los sitios a los blancos en el autobús. Ella se negó porque estaba cansada, la encarcelaron y tras una serie de revueltas conducidas por poco conocido Martin Luther King su caso llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que lo declaró anticostitucional. Ese fue el principio de todo, y gracias a una mujer que se negó a tragar y a las personas a las que arrastró ahora en Estados Unidos hay un presidente negro.
Mucha gente piensa que hacer huelga, perder dinero, no sirve para nada, pero tiene que haber alguien que diga BASTA, aunque sea una sola persona, para cambiar el mundo.
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