lunes, 26 de marzo de 2012

La importancia desmedida de las cosas


Una vez me di cuenta de que vivía en Matrix (post anterior) comprobé que consideraba ciertos asuntos con verdadera desproporción y que eso me sumía en una tremenda angustia. Estos son:

La importancia desmedida de la vida social
En nuestra sociedad hay que tener muchos amigos, no porque te aporten muchas cosas interesantes sino porque a más amigos más validez personal tienes. Es decir, tener muchos amigos te asegura ante tus propios ojos y ante los de los demás que eres un tío guay. También está el miedo a la soledad, que por cierto, también considero desproporcionado: es lógico tener miedo a acabar solo pero pasar un sábado solo no es terrible, es agradable e invito a todos a que aprendan a hacerlo.  Perder amigos no es una posibilidad tan desastrosa, hay mucha gente tóxica o vacía que no nos aporta nada, más bien nos carga de angustias. No gustar a todo el mundo, tener algún enemigo, es inevitable. Siempre habrá gente con la que encajemos, aparecerán personas, nunca estaremos solos, es casi imposible no tener amigos, los demás son como nosotros, buscan amor como se busca el agua, no te rechazarán, te están buscando. La vida social no lo vale todo, a veces impide que busquemos a los verdaderos amigos, con los que podemos hablar de lo que nos gusta, nos entienden,  respetan,  admiran, nos hacen reír y pasarlo bomba.
Esto es algo un poco adolescente y parece que muchos lo tenemos superado, pero el miedo a la soledad lo sentimos todos y muchas veces hacemos lo imposible para no estarlo: mantener parejas o amistades que no nos convienen. Se puede cambiar.

La envidia que nos provocan los demás
La envidia que nos provocan los demás y que nos hace sentir fracasados después de las comparaciones desaparecería si supiéramos que todos tenemos nuestras luces y sombras y que igual que la tele y las vallas publicitarias nos venden mundos perfectos, las redes sociales y las mismas personas lo hacen también, aún sin quererlo, con la idea de terminar creyéndoselo. Nosotros, seguramente, también lo hacemos y provocamos la envidia a su vez de otras personas.  Probablemente esa persona de la que envidias su trabajo envidia el tuyo o cualquier otra cosa que tú tienes y ella no porque así somos las personas que nos tenemos siempre en menos. La realidad siempre es mejor de lo que imaginamos, hay mucha gente que nos adora, nos observa desde lejos, le parecemos curiosos o nos ama en secreto, o simplemente no ha reparado en aquel error garrafal que cometiste porque ya está pendiente de sus propios complejos.
La importancia desmedida de la belleza
Creo que es importante ser atractivo, es una verdad objetiva y la vida será mucho más agradable y sencilla si te gustas físicamente y gustas a los demás, pero puedes tener la nariz grande, el culo gordo y el pelo encrespado y ser guapo, atractivo y seductor. No tienes por qué encajar en el modelo de belleza, ese es nuestro canon y si no entramos él, el mundo al suelo. Las personas guapas, que emocionan y enganchan se diferencian de las que no porque saben llevar su cuerpo, simplemente.
La importancia desmedida de no dejar pasar las oportunidades
Vivimos con el alma en un hilo pensando si nuestras decisiones serán o no las correctas, esperando el kairós (el momento oportuno) y bien atentos no vaya a ser que perdamos la oportunidad de nuestra vida. La verdad es que oportunidades hay como longanizas, el ‘si algo tiene que pasar pasará’ es una verdad 100% constatable. Si eres bueno en algo y se te escapa una oferta de trabajo te llegará otra, si esa mujer te ama no te la arrebatarán, si le interesas se hará contigo y si lo terminas perdiendo todo vendrán otras cosas y harás otro camino igual o más satisfactorio.

La prisa como enemigo
También vivimos con prisa por llegar a vete tú a saber a dónde. El carpe diem se ha malentendido en estos tiempos, parece que se te escape el momento, que todo tenga que ser ya y ahora, tanto plazo y tanta tontería no nos deja hacer las cosas bien. Así que hay que sacarse la carrera en seguida, encontrar novio enseguida, triunfar enseguida. Nos desesperamos porque tenemos prisa, parece que si no llegamos pronto al ‘éxito’ otro nos lo quitará. La educación, el estudio, el trabajo, la realización personal son cosas que llevan su tiempo y que nos vemos forzados a apresurar, por desgracia.

Las relaciones
El amor es uno de los temas sobre los que todavía no he sido del todo iluminada. Lo que tengo claro es que el amor debe hacernos felices, por una parte. Por otra parte, que todo amor es sustituible por otro. Y, finalmente, que se puede vivir sin pareja.
Y, sobre todo, que el amor se puede convertir en algo muy negativo cuando nos anclamos a él como única vía de escape. El amor debe ir bien, debe hacernos las personas más felices de este mundo, pero no podemos cargarlo con la responsabilidad de ser nuestro único motivo de alegría.  Todos hemos terminado descuidando partes de nuestra vida en beneficio del amor, léase amigos, cultivo personal, independencia, familia, propia dignidad, etc. Finalmente hemos soportado una relación nociva pensando que era lo único que nos podía hacer felices, ya que las otras partes estaban descuidadas. 

La excesiva importancia del dinero
El dinero te da libertad, es cierto. El dinero te permite tener una casa y pagarla. La gente le da mucha importancia al dinero porque si no lo tuviera se quedaría en la calle o tendría que renunciar a muchos privilegios. Es importante ganar dinero, pero no a cualquier precio. Si todavía no te has metido en un berenjenal no lo hagas, escoge un ritmo de vida que te puedas permitir ganando poco. No tomes decisiones pensando en dinero, haz aquello que te haga más feliz siempre que haya alguna posibilidad de hacerlo. No sacrifiques tu felicidad por mantener tu estilo de vida, hay salidas, hay soluciones, hay maneras de vivir alternativas. Si ya estás en el berenjenal no te preocupes, que el dinero no sea un motivo de ansiedad para ti, si todo fuera mal siempre hay salidas, la gente sale de estas cosas gracias a su familia y amigos.

No pretendo ser una leyera, son reflexiones que he hecho y que me han ayudado a ser más feliz, por eso quiero compartirlas.

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