martes, 29 de mayo de 2012

El trabajo de tu vida


Esto es una de las cosas que más quebraderos de cabeza me provoca (junto a cómo perder los quilos de más antes de que llegue julio) La tesis de este post va a ser: si veces has pensado que eres vago, poco trabajador, mediocre o incluso corto, seguramente te equivocabas.
Mi  teoría sobre el trabajo forma parte de mi filosofía de vida y se respira en todo lo que escribo, pero siempre he pasado de puntillas sobre el tema, nunca me he parado a desarrollar la historia. Lo voy a hacer.
Pongamos que tú eres de una manera. Ni creo en la esencia de las cosas, ni entiendo de psicología  y mucho menos de genética, pero lo que está claro es que naces de una manera, y aunque vayas cambiando tienes tus talentos, tus pasiones, tus habilidades, etc. No sé si esto es innato o se va adquiriendo pero lo tenemos: el que sabe dibujar, el que es gracioso, el que se mueve bien, esto lo tienen algunas personas, no sé por qué ni me meto pero lo tienen.
Entonces un buen día te incorporas a la sociedad y empiezas a pensar cosas absurdas como que quieres ser abogado o economista (no digo que no  haya abogados  ni economistas talentosos, ¡los hay!) O peor, a querer ser rico, y en consecuencia habrás de ser notario. Probablemente olvides cuáles eran tus talentos entre tanto esfuerzo por saberte la lección de historia o resolver los ejercicios de matemáticas. Para mí es muy importante saber historia y matemáticas y reniego de la gente que no le presta atención a estas lecciones, pero es que parece que eso sea lo único que uno puede hacer para expresar que es bueno. Desde pequeños nos enseñan un modelo y nos realizamos intelectualmente cuando lo cumplimos. Si nos hemos aprendido esas lecciones podemos dormir tranquilos, somos inteligentes.
Aprendemos a vivir a este estilo, algunos nos hacemos verdaderos expertos.  Aunque estudiemos carreras que no nos gustan las superamos para realizarnos, o no las superamos jamás, o jamás hicimos carreras porque descubrimos demasiado pronto que no podíamos cumplir con las expectativas establecidas y modélicas.
Luego salimos al mundo laboral, se nos ofrecen unos trabajos con unos perfiles. Nos morimos por encajar en ellos. Superar un proceso de selección es despuntar en el Olimpo de los intelectuales. Hacer bien nuestro trabajo, cumplir con lo que se espera, es lo máximo a lo que podemos aspirar. En caso contrario hemos fracasado, somos ignorantes e incompetentes y entretanto hemos olvidado cuáles eran nuestros talentos.
El otro día oí a un señor decir que Dios nos da a cada uno unas habilidades y que desarrollarlas es nuestro destino porque es la única manera de aportar algo al mundo. Yo no creo en Dios pero esto es una gran verdad. Hay una o varias cosas en la vida que adoras hacer, en lo que eres mucho más bueno que los demás. Puede que no sepas ni lo que es porque has estado buscando adquirir otras habilidades o que no puedas desarrollarlas porque no tengas tiempo. El caso es que cuando te pones a hacerlo (o a pensar ello, estas habilidades pueden ser de tipo manual, intelectual o vaya usted a saber), consciente o no, eres un verdadero crack, se te pasan las horas como minutos, no tienes freno, quizá no te guste el resultado pero es un reto, vuelves a intentarlo hasta que al final haces algo de lo que estás orgulloso.
Pues ahora dime por qué vas con cara de rana al trabajo, tienes todo el día la cabeza en otra parte y te sientes tremendamente culpable porque no has hecho del todo bien las cosas. Por qué no te apetece ponerte a preparar fichas y piensas que eres la persona más vaga del mundo, y ves a tus compañeros que lo hacen tan bien y piensas que no vales para nada. Te echas la culpa a ti mismo, te crees mediocre y peor y ni siquiera tienes ganas de seguir intentándolo. A lo mejor  tienes  ganas de que los demás pienses que eres buenísimo en eso, o de hacértelo creer a ti mismo y te perfeccionas, pero ese trabajo no supone un reto para ti como tal. Total, eres un infeliz.
Bueno, pues esta es mi teoría sobre el trabajo. Todavía sigo en proceso de buscar para luego perfeccionar mis habilidades, pero os digo una cosa, ya no me siento mal cuando traduzco latín peor que mis compañeros, cuando algún día no llevo preparada una clase o todos han alcanzado puestos de importancia de poder a mi alrededor mientras yo sigo siendo una pringada (no es que esto pase de verdad, es solo un ejemplo) Ellos no saben bailar como yo, escribir como yo, pensar como yo, reparar máquinas como yo o tratar a las personas como yo (esto también son ejemplos) El mundo espera que le des tus posibilidades, si quieres ser alguien ponte a trabajar ¡en lo que te apetece!

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