jueves, 29 de marzo de 2012

Homenaje a Rosa Parks

Archivo:Rosaparks.jpg


No soy ni de izquierdas ni de derechas, soy una ciudadana que vive en una aparente democracia, silenciada y desfavorecida por una serie de razones.
No tengo derecho a elegir, doy mi voto cada cuatro años durante los cuales cada uno hace lo que le viene en gana sin consultar a nadie. El sistema es el que hay y hay que tragar con él: trabajar más de ocho horas, tener un mes de vacaciones, es normal e incuestionable, con trabajo se levanta un país (perdóname que lo dude) No tengo derecho a recibir una educación gratuita, he pagado por una carrera PÚBLICA y por un máster PÚBLICO para recibir un papel que me capacita para ser profesora. La Conselleria ha gastado su dinero en trajes y grandes eventos y no puedo trabajar de lo que he estudiado porque no hay dinero para contratar profesores nuevos. Me costará encontrar trabajo porque he estudiado una carrera de humanidades que no cuadra con los intereses materialistas del sistema. Si lo encuentro estaré agradecida aunque cobre menos de 600 euros, y no podré quedarme embarazada ni cuidar de mis hijos porque habrá miles de candidatos esperando a ocupar mi puesto y mis jefes no tendrán obstáculos para tirarme a la calle gracias a la nueva reforma laboral. Sobrevivo gracias a mi familia, como la mayoría de personas de mi generación, si no tuviéramos padres nos comeríamos la basura. 

En los años 50 también hubo una mujer de una clase desfavorecida. Se llamaba Rosa Parks y era de color. Como ya sabréis los negros tenían que ceder los sitios a los blancos en el autobús. Ella se negó porque estaba cansada, la encarcelaron y tras una serie de revueltas conducidas por poco conocido Martin Luther King su caso llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que lo declaró anticostitucional. Ese fue el principio de todo, y gracias a una mujer que se negó a tragar y a las personas a las que arrastró ahora en Estados Unidos hay un presidente negro. 

Mucha gente piensa que hacer huelga, perder dinero, no sirve para nada, pero tiene que haber alguien que diga BASTA, aunque sea una sola persona, para cambiar el mundo.

martes, 27 de marzo de 2012

Hubo tiempos mejores para la moda

La sociedad de consumo nos obliga a ser poco estilosos, nos cambian los looks de un año para otro y no nos dejan recrearnos en nuestro propios estilo y belleza. Yo odio la moda porque no la sé llevar y porque me parece muy poco favorecedora. Los blogs y las revistan te enseñan fabulosos vestidos que no están a tu alacance y las estilistas te enseñan a llevar americanas y pantalones de montar a caballo. No sé si es una impresión mía o alguien más lo comparte, pero no me parece que vayan nada monas casi ninguna de nuestras celebridades por mucho que las saquen yendo a la compra con sombreros, fulares y americanas, algo falta que antes había y ha muerto, ha sido asesinado. Sin embargo hubo años dorados en que la moda molada, era bonita, era estilosa e innovadora.










































lunes, 26 de marzo de 2012

La importancia desmedida de las cosas


Una vez me di cuenta de que vivía en Matrix (post anterior) comprobé que consideraba ciertos asuntos con verdadera desproporción y que eso me sumía en una tremenda angustia. Estos son:

La importancia desmedida de la vida social
En nuestra sociedad hay que tener muchos amigos, no porque te aporten muchas cosas interesantes sino porque a más amigos más validez personal tienes. Es decir, tener muchos amigos te asegura ante tus propios ojos y ante los de los demás que eres un tío guay. También está el miedo a la soledad, que por cierto, también considero desproporcionado: es lógico tener miedo a acabar solo pero pasar un sábado solo no es terrible, es agradable e invito a todos a que aprendan a hacerlo.  Perder amigos no es una posibilidad tan desastrosa, hay mucha gente tóxica o vacía que no nos aporta nada, más bien nos carga de angustias. No gustar a todo el mundo, tener algún enemigo, es inevitable. Siempre habrá gente con la que encajemos, aparecerán personas, nunca estaremos solos, es casi imposible no tener amigos, los demás son como nosotros, buscan amor como se busca el agua, no te rechazarán, te están buscando. La vida social no lo vale todo, a veces impide que busquemos a los verdaderos amigos, con los que podemos hablar de lo que nos gusta, nos entienden,  respetan,  admiran, nos hacen reír y pasarlo bomba.
Esto es algo un poco adolescente y parece que muchos lo tenemos superado, pero el miedo a la soledad lo sentimos todos y muchas veces hacemos lo imposible para no estarlo: mantener parejas o amistades que no nos convienen. Se puede cambiar.

La envidia que nos provocan los demás
La envidia que nos provocan los demás y que nos hace sentir fracasados después de las comparaciones desaparecería si supiéramos que todos tenemos nuestras luces y sombras y que igual que la tele y las vallas publicitarias nos venden mundos perfectos, las redes sociales y las mismas personas lo hacen también, aún sin quererlo, con la idea de terminar creyéndoselo. Nosotros, seguramente, también lo hacemos y provocamos la envidia a su vez de otras personas.  Probablemente esa persona de la que envidias su trabajo envidia el tuyo o cualquier otra cosa que tú tienes y ella no porque así somos las personas que nos tenemos siempre en menos. La realidad siempre es mejor de lo que imaginamos, hay mucha gente que nos adora, nos observa desde lejos, le parecemos curiosos o nos ama en secreto, o simplemente no ha reparado en aquel error garrafal que cometiste porque ya está pendiente de sus propios complejos.
La importancia desmedida de la belleza
Creo que es importante ser atractivo, es una verdad objetiva y la vida será mucho más agradable y sencilla si te gustas físicamente y gustas a los demás, pero puedes tener la nariz grande, el culo gordo y el pelo encrespado y ser guapo, atractivo y seductor. No tienes por qué encajar en el modelo de belleza, ese es nuestro canon y si no entramos él, el mundo al suelo. Las personas guapas, que emocionan y enganchan se diferencian de las que no porque saben llevar su cuerpo, simplemente.
La importancia desmedida de no dejar pasar las oportunidades
Vivimos con el alma en un hilo pensando si nuestras decisiones serán o no las correctas, esperando el kairós (el momento oportuno) y bien atentos no vaya a ser que perdamos la oportunidad de nuestra vida. La verdad es que oportunidades hay como longanizas, el ‘si algo tiene que pasar pasará’ es una verdad 100% constatable. Si eres bueno en algo y se te escapa una oferta de trabajo te llegará otra, si esa mujer te ama no te la arrebatarán, si le interesas se hará contigo y si lo terminas perdiendo todo vendrán otras cosas y harás otro camino igual o más satisfactorio.

La prisa como enemigo
También vivimos con prisa por llegar a vete tú a saber a dónde. El carpe diem se ha malentendido en estos tiempos, parece que se te escape el momento, que todo tenga que ser ya y ahora, tanto plazo y tanta tontería no nos deja hacer las cosas bien. Así que hay que sacarse la carrera en seguida, encontrar novio enseguida, triunfar enseguida. Nos desesperamos porque tenemos prisa, parece que si no llegamos pronto al ‘éxito’ otro nos lo quitará. La educación, el estudio, el trabajo, la realización personal son cosas que llevan su tiempo y que nos vemos forzados a apresurar, por desgracia.

Las relaciones
El amor es uno de los temas sobre los que todavía no he sido del todo iluminada. Lo que tengo claro es que el amor debe hacernos felices, por una parte. Por otra parte, que todo amor es sustituible por otro. Y, finalmente, que se puede vivir sin pareja.
Y, sobre todo, que el amor se puede convertir en algo muy negativo cuando nos anclamos a él como única vía de escape. El amor debe ir bien, debe hacernos las personas más felices de este mundo, pero no podemos cargarlo con la responsabilidad de ser nuestro único motivo de alegría.  Todos hemos terminado descuidando partes de nuestra vida en beneficio del amor, léase amigos, cultivo personal, independencia, familia, propia dignidad, etc. Finalmente hemos soportado una relación nociva pensando que era lo único que nos podía hacer felices, ya que las otras partes estaban descuidadas. 

La excesiva importancia del dinero
El dinero te da libertad, es cierto. El dinero te permite tener una casa y pagarla. La gente le da mucha importancia al dinero porque si no lo tuviera se quedaría en la calle o tendría que renunciar a muchos privilegios. Es importante ganar dinero, pero no a cualquier precio. Si todavía no te has metido en un berenjenal no lo hagas, escoge un ritmo de vida que te puedas permitir ganando poco. No tomes decisiones pensando en dinero, haz aquello que te haga más feliz siempre que haya alguna posibilidad de hacerlo. No sacrifiques tu felicidad por mantener tu estilo de vida, hay salidas, hay soluciones, hay maneras de vivir alternativas. Si ya estás en el berenjenal no te preocupes, que el dinero no sea un motivo de ansiedad para ti, si todo fuera mal siempre hay salidas, la gente sale de estas cosas gracias a su familia y amigos.

No pretendo ser una leyera, son reflexiones que he hecho y que me han ayudado a ser más feliz, por eso quiero compartirlas.

Sácame de Matrix y seré feliz


Iré al grano: me da en la nariz que el mundo en que vivimos es un mundo diseñado, un mundo desnaturalizado y postizo creado a posta con un único fin, consumir.
El ser humano es visual, otros animales tienen otros sentidos más desarrollados, pero nosotros tenemos la vista y es con ella con lo que exploramos el mundo y creamos sus esquemas, sus relaciones y sus representaciones visuales. Hasta los aspectos más abstractos los ordenamos de forma visual: creamos listas, esquemas, mapas, relaciones mentales que podríamos dibujar; hemos construido nuestra lengua en torno a la visión: hay poquísimas onomatopeyas, pero cientos conceptos a los que nos referimos con palabras que otros conceptos físicos que nos ayudan a comprenderlos: en-frente, de-bajo, planicie, azulete, etc., nuestros nombres y apellidos tienen que ver con nuestras características físicas, así nos distinguimos, así nos orientamos. Todo nos entra por los ojos y a partir de lo que vemos creamos conceptos tales como felicidad, amor, amistad, éxito, etc.  Esta es la herramienta que han utilizado los publicistas del sistema para vendernos ciertos objetos, no solo prendas de ropa y lavadoras (bastante útiles, la verdad) sino ideas como felicidad, amor, amistad, rebeldía, diversión o éxito. Ellos nos inoculan modelos sobre tipos de familia, número de hijos, hombre ideal, trabajos que nos harán felices, ser siempre jóvenes y no tener jamás arrugas, vivir en un entorno apacible y bello a costa de comprar cosas que no sirven para nada como cómodas bellas o aparadores bellos para guardar nuestra ropa bella. Lo curioso es que ellos han construido sus apartamentos sobre un campo ya de por sí bastante bello, han creado un mundo horrible que la gente debe embellecer a base de comprar jarrones.
 Luego está el dinero y el trabajo. El dinero no existe, casi ningún trabajo produce nada en relación directa con su valor. Nos obligan a trabajar durante horas en trabajos que podrían hacerse en menos tiempo o por más gente, e incluso por máquinas. El estado natural del hombre no es el trabajo sino el ocio y el esfuerzo básico para la supervivencia. El hombre, además, tiene inquietudes y desarrolla habilidades creativas, técnicas, físicas porque las lleva innatas y porque no le importa invertir su tiempo y esfuerzo en practicarlas. Los seres humanos ya no vivimos, trabajamos. Se han inventado el dinero y las propiedades para que no queramos dejar de hacerlo, para que controlen el trabajo y el dinero. La educación es tristísima, tú pagas conocimientos y títulos con los que realizar un trabajo, gente que no lee hace exámenes brillantes sobre literatura, saber latín ‘no sirve para nada porque no aporta nada al sistema, las humanidades no sirven para nada’, sin embargo te dan los referentes con los que analizar el mundo que te rodea.  El éxito es ser ‘jefe’ o ‘presidente’ o ‘ganar dinero’ o ‘ser reconocido’ eso sale en todas las películas, en todos los facebooks de los demás, eso lo piensan todos nuestros conocidos y ya lo damos por hecho, pero el éxito es una farsa, una estrategia para que nos esforcemos por una meta que creemos que nos dará la felicidad cuando lo que da la felicidad es tener el mayor tiempo posible para dedicarnos a lo que nos apasiona. ‘El tiempo libre’ es otra mentira, el tiempo libre es el tiempo real, el tiempo de trabajo en el que podemos trabajar en lo que queremos, saciar nuestras  inquietudes que el sistema nos intenta arrebatar por medio de una educación mediocre y de mantenernos exhaustos con el trabajo vacío. Si podemos aportar algo útil al mundo no es aquello por lo que nos pagan sino lo que hacemos una vez tenemos tiempo para crear, sin amoldarnos a ningún tipo de exigencia de nadie.
El gobierno se encarga de mantener este sistema que nos hace a la mayoría de personas infelices. El Estado podría gobernarse de otras maneras, en pequeñas sociedades o votando por internet. Sí, sé que piensas que es una barbaridad y que necesito medicación pero la verdad es que es bien fácil auto gestionarse, más ahora con los medios de comunicación de los que disponemos, pero te hacen creer que es una locura para no bajarse del sillón del parlamento. El mundo es muy grande y la historia es muy antigua, los seres humanos podemos vivir de otras maneras, culpamos de nuestra infelicidad al fracaso o a la soledad, pero la culpa la tiene un sistema irreal y deshumanizado en el que es imposible responder a las expectativas, es hora de ir derribando mitos. 


jueves, 22 de marzo de 2012

Si algo es difícil no lo hagas



No tengo el honor de conocer el secreto de la felicidad (desde luego, no se encuentra en los lunes) pero sí sé que cuanto más se complica todo más difícil es disfrutar de las cosas importantes. Digamos que para vivir tal y como queremos deberíamos deshacernos de todo lo que nos molesta y enreda nuestra vida (a no ser que nos guste, claro está) con el propósito de a) tener una vida más sencilla que no nos de tantos dolores de cabeza
b) ganar tiempo para disfrutar de las cosas que nos gustan dejando de hacer las que no nos gustan.
 Pondré un ejemplo, es posible que te encante la moda, que lo pases pipa comprando y combinado, que te tengas mil prendas de ropa, que siempre vayas perfecto y eso te alegre el día. Enhorabuena, te felicito, sigue disfrutando de ella. Pero es posible te encante ir guapo pero cada temporada cambien los escaparates y te veas obligado a comprar cosas nuevas que acaben en tu armario acumuladas a lo largo de los años sin que hayas disfrutado más que de unas cuatro prendas que acabas repitiendo hasta que se te rompen (entrepierna de los vaqueros, bajos de la camiseta, sabéis a qué me refiero) En ese caso mi consejo es que tires toda la ropa excepto cuatro o cinco cosas con las que te sientes a gusto y te quedan bien: dos pares de pendientes, una pulsera y tres pares de zapatos, o lo que sea que más te guste. Quizá te sientas aburrido ropísticamente hablando, pero creéme, irás divina, tendrás tu estilo, te quedará bien la ropa, y no perderás ni un solo minuto preguntándote qué te vas a poner para luego estar arrepentido todo el día.
El resto de cosas funcionan de la misma manera. Contando con que hay ciertas ‘complicaciones’ que nos apasionan, a las que no debemos renunciar (no voy a dejar de pensar en por qué yo me siento yo por mucho que me complique la vida porque al final pensar me hace feliz y me llena) también hay otras que podemos eliminar: trastos, amistades que no nos llenan, suscripciones a revistas, eventos, compromisos, etc. Nos sentimos tremendamente culpables pensando que hay que tener una nutridísima vida social, sintiendo apego por los objetos y no nos podemos deshacer de ellos por muy engorrosos que terminen siendo. Pensamos que tarde o temprano leeremos esa revista, que debemos de hacer esto o lo otro aunque no nos apetezca porque en la vida hay que probar cosas, por no defraudar amigos, por si perdemos un trabajo que no nos gusta en absoluto. ¿Pero qué nos hace felices realmente?
Puede nos basten un par de amigos, como las camisetas (o quizá no, repito, cada uno es libre, ¿amas la vida social? a delante, queda) a los que no vamos a perder porque no nos apetezca salir un sábado, en vez de hordas de conocidos en cuyo hombro jamás osaríamos llorar. O nos baste esta pareja, ¿realmente queremos fumar en las buhardillas de París mientras pasan por nuestra cama miles de amantes o nos daría una ansiedad tremenda estar con otra persona y una horrible tristeza perder a nuestra verdadera, simple y llana alma gemela que no se parece en nada a lo que sale en las pelis pero es que no existe lo que sale en las pelis, ni el chico diez ni la apasionante vida como femme fatale. El caso es obligarse a pensar: qué es lo que queremos y si lo queremos porque la sociedad/ el cine/ mi familia/ los propios dogmas/ mercado quieren que lo queramos o nos hacen felices de verdad.
 Una vez descubierto lo que necesitamos deshagámonos de todo lo demás porque termina siendo un muerto, una complicación, cosas que no queremos hacer y  tener en realidad. Cuando hacemos este ejercicio nuestro punto de vista cambia por completo: una casa grande no te hace tan feliz, con coche llegas antes a los sitios pero en metro puedes leer todo el trayecto, puedes hacer vida con pocos amigos, puedes ser sincera, nadie te va a abandonar por ello. Hay tantos modelos de vida que vemos en las series y a nuestro alrededor que por una parte son un motor para esforzarnos, una idea que perseguir, pero por otra nos crean vacío y frustración porque no son nuestras propias decisiones.
Este es mi consejo: que te libres de todo lo que no quieres tener en realidad, que si algo es difícil no lo hagas, toma siempre la opción más sencilla a no ser que sepas que la compleja te va a hacer más feliz: si cocinar te resulta terriblemente fastidioso no cocines; si no puedes aprobar la carrera de medicina haz otra que se te de mejor; si estás metido en una relación que solo te da problemas rómpela; si la vida que quieres llevar se te hace un mundo elige otra, hay miles de opciones. Recuerda elegir poco y elegir bien.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Loewe me recueda a love o la caída del último bastión


No me voy a quedar atrás a la hora de opinar sobre el asunto del anuncio de Loewe. Me uno a la opinión de los atacantes y no llego a entender los comentarios de los defensores del tipo 'es un anuncio precioso' 'está destinado a ese perfil de consumidores' 'los que lo critican tienen envidia de los protagonistas' 'los engañaron para rodarlo', etc. No tengo nada contra los preclaros muchachos, actores, hijosde (entiéndase famosos), ilustradores, esteticistas y todo un variado elenco de innovadoras profesiones. Lo que me revuelve el estómago es la manera en que la sociedad de consumo lo ha conquistado todo, ha plantado su bandera sobre el último bastión: la rebeldía adolescente, la pandilla de amigos, el molar y el ser distinto.
Ha cogido a un grupo de seres ideales, guapos, diferentes entre ellos, jóvenes y a la última. Muchos ven a un grupo de pijos, pero yo veo a un grupo de adolescentes que transgreden a su manera las leyes de la estética más conservadora, se rapan el pelo y llevan pendientes, se besan y hacen cosas divertidas como darse besos y enamorarse. Parecen independientes, parecen tener las cosas claras, parecen elegir loewe porque mola, no porque son pijos y quieren ir de marca, sino porque tiene un toque antiguo, elegante y vintage.
El moderno se hizo a si mismo robando las ideas de entre las mejores tribus urbanas. Hubo en tiempo en que la estética representaba una ideología, una filosofía, unas preferencias musicales u otras, en la necesidad que tienen todos los adolescentes de marcar diferencia y a la vez agruparse con los de su especie: ser distintos, ser mejores, y a la vez pertenecer a un grupo. Cada tribu tenía su uniforme y cada uniforme significaba una cosa. El llevador del uniforme no tenía por qué compartir todos los valores del resto pero su uniforme los significaba, los quería decir. Punks, heavys, mods, skins, bakalas, juventudes del pp...cada uno tenía su uniforme y este siempre tenía una razón de ser: el punky llevaba cresta porque era radical, el heavy iba de negro porque era profundo y siniestro, el bakala llevaba riñonera para guardar los porros, las juventudes del pp iban de punta en blanco porque eran conservadoras y miles de razones que habría, como el look skin y la ropa normal y corriente de los chavales ingleses trabajadores de los 70.

El moderno creó una estética radical y rebelde por la única razón de que aparentar ser rebelde es moderno, está a la moda. Debajo de su look no hay nada, no hay una ideología, no hay unas aficiones concretas, solo hay estética y modernidad, si se estila la música folk les gustará la música folk, si se estila el tecno irán a raves, si se estila la comida americana comerán comida americana, igual si se estila lo vintage, las crestas, las camisetas rotas o los vestidos de flores. Si se estilan los bolsos loewe los modernos llevarán un bolso loewe, igual que pasó con las gafas de pasta y las camisas de cuadros. El anuncio en cuestión ha jugado con eso: si diseñadores, ilustradores y modernos de la noche llevan dicho bolso se pondrá a la moda y todos los modernos around the world querrán hacerse con uno.
Para mí es una tragedia, la juventud y sus ideales, por peregrinos que fueran, terminaban por mover el mundo, y el mundo, de alguna manera movía a la juventud. Viendo este video solo puedo pensar que es la moda y el mercado el que lo mueve todo. Tristes noticias.

lunes, 19 de marzo de 2012

Hacer llorar a la diosa. Rituales para el equinoccio de primavera



Definitivamente, no hemos cambiado nada, somos los mismos que llevaban taparrabos y cazaban mamuts. Llevamos haciendo los mismos rituales desde que el mundo es mundo (perdón, desde que las personas somos personas, pues aparecimos en el mundo bastante tarde)

El comienzo de la primavera marcaba el año en Mesopotamia y Roma, y lo sigue haciendo en algunas islas británicas. La razón es sencilla: la vida se renueva en primavera, la vegetación muerta y aletargada por fin florece, los animales se aparean y fecundan nuevos animales y en cuanto a las personas basta decir que somos una planta más, salimos de nuestra covacha y empezamos a hacer vida, podemos cazar sin problema, trabajar en el campo, hacer la guerra (los romanos le pusieron a marzo marzo por Marte, dios de la guerra, pues era entonces cuando comenzaban las campañas militares, ¿quién puede acampar, hacer guardias y avanzar en tortuga en pleno diciembre?, también se elegía entonces a los cónsules, buena etapa para renovar), y salir a ligar (es el momento para ponerse tirantes y minifaldas, para hacer el amor en la naturaleza y demás)

Ahora hemos creado un modo de vida en torno a nuestra cueva, le hemos puesto estufas y camas mullidas, es nuestro hogar y es el mundo que nos envuelve, es nuestro refugio como siempre lo ha sido, pero ahora podemos pasar a cubierto mucho más tiempo que antes, hace unos cuantos millones de años que volviera a hacer calor significaba renacer. La lluvia, después de un invierno seco, significaba cosechas para todos, hace un tiempo leí sobre un rito celta que consistía en sacar a las mujeres a pasear por los campos sembrados diciendo obscenidades para hacer llorar a la diosa y provocar la lluvia. Magia simpática (lo similar produce lo similar), como en los Salmos: aquellos que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría, aunque lloren mientras llevan el saco de semillas volverán cantando e alegría 126:5-6, aunque está claro su significado moderno y casi protestante de que el trabajo os hará libres, yo creo que remite a algún tipo de ritual donde la llanto es la lluvia y la semilla es la semilla de verdad.
Si la el llanto provoca la lluvia no lo sé, pero que la lluvia provoca el llanto estoy segura, y la primavera con su sangre fresca y su buen clima nos pone contentos.

Quemar las cosas viejas que ya no valen (esto seguro que lo aprendimos de quemar las malas hierbas) para dejar que venga lo nuevo, es un ritual más pagano que yo. El fuego siempre ha significado la purificación. La fiebre (febris en latín, en relación con foveo, -calentar-;  en griego es πύρετος, de πῦρ, πυρός, -fuego- de donde viene pirómano, por ejemplo), es el calor que purifica. El fuego simboliza la destrucción y la renovación.  Febrero, que contiene esta raíz, es el mes de las purificaciones, en Roma se hacían sacrificios y ceremonias expiatorias para limpiar los pecados cometidos durante el año (recordemos que el año comenzaba en Marzo) y se hacían fiestas y procesiones en las que se limpiaba la ciudad con sal caliente. Las Februa, luego confundidas con las Lupercalia, tenían este propósito. También los rituales celtas y escandinavos utilizaban el fuego para sus rituales, los neopaganos todavía celebran el Imbolc (nombre relacionado con oimelc, ombligo, usado para designar, a veces, a la primavera) en honor a Santa Brígida, el segundo día de la primavera, la Feabhra. El sincretismo de las fiestas paganas con el cristianismo se hace aquí evidente, la iglesia se encargó de ponerle a las fiestas paganas el nombre de sus santos: San Patrick, San José, San Juan, Todos los Santos o Navidad, en lo que a solsticios y equinocios se refiere.

Hoy es una de esas noches, y como soy Valenciana, mis calles se llenan de paganos bailando alrededor de hogueras y perdiendo el sentido con modernos brebajes. Para mí es un bueno momento para purificarme, empezar de cero. Empezaré por tirar todo lo que ya no me vale (de esto hablaré próximamente), deshacerme de objetos, relaciones, sentimientos y principios que ya no me sirven para mañana ser una persona nueva.

Chick Lit para intelectuales

Se conoce como chick lit a una nueva ola de novela romántica protagonizada por mujeres actuales, treinteañeras, solteras y profesionales que sufren y padecen, buscan el amor y finalmente lo encuentran. Dentro del género hay de peores y de mejores, las autoras de estas novelas tienen dos caminos por donde tirar: la superficialidad más absoluta o el mejor o peor análisis de los problemas a los que las mujeres de nuestra generación tenemos que enfrentarnos, siempre con final feliz.
En la primera tanda las protagonistas de las novelas son mujeres sensacionales-adineradas-con bolsos de marca y zapatos de pieles-adictas al trabajo, que buscan el amor. Mi más profundo rechazo.
La otra opción presenta a mujeres antiheróicas, preocupadas por ser la mujer del tipo de la primera tanda pero que jamás lo consiguen. Se sienten presionadas por tener que ser delgadas, bien vestidas, profesionales y ennoviadas y fracasan, por lo que tienen la autoestima por los suelos. No adelgazan, no aprenden a vestirse, pero el chico de cine termina por quererlas como son.
Las novelas chick lit giran en torno al amor y al novio, a la vida social, la vida profesional insatisfecha, la estética y cosas del estilo, SÍ, es cierto, pero lamentablemente, y esta es nuestra corona de espinas, las inginieras, empresarias, poetas, filólogas y arquitectas de nuestra generación seguimos devanándonos los sesos por el amor y los kilos de más. La verdad es que todavía se nos juzga por nuestra cara bonita y que no sabemos funcionar si no nos quiere nadie.
 Estas novelas reflejan parte de la tragedia de ser mujer, el desconcierto de andar a ciegas por un mundo de hombres soportando la carga de siglos de femeneidad, como Jane Austen se preocupó en su día por hacer que las mujeres de su época (y de la nuestra) se identificaran con una rebelde Elisabeth Beneth, a la que le preocupaba encontrar el amor verdadero y publicar su novela en un mundo de matrimonios por conveniencia, o como cuando Charlotte Bronte describió a Jane Eyre, poco agraciada, pobre y extremadamente talentosa en el dibujo, que no podía casarse bien y acabó enamorada de un hombre que rompía sus esquemas. Tanto Jane Austen como el chick lit hablan de los problemas de nuestro género en relación con la sociedad que lo envuelve.


Me encanta escribir chick lit a mi manera. Yo me defino como mujer, no puedo evitarlo. En eso aún somos el segundo sexo. Un hombre se define como homo (ser humano), el hecho de ser vir (varón) es solo una subclasificación. Las mujeres nos sentimos, por encima de todo, mujeres, lo llevamos en la cabeza en todo momento, nos determina e identifica. Me gusta ver el mundo desde mi perspectiva de mujer y hablar de lo que me preocupa como tal: el amor, el peinado y los zapatos, pero también 'por qué yo me siento yo', política, cultura y demás intelectualidades. Es por eso que bautizo de este modo mi arte, en una invitación a lmis congéneres a conjugar sus ganas de casarse con su interés por las lenguas muertas. No hay mejor forma de decirlo. Bienvenidos.